top of page
Buscar
  • Mochuelo Libros

El Laocoonte de William Blake, el museo de la obra eterna



Nos complace empezar agosto de 2022 lanzando los primeros 10 ejemplares de la caja artesanal Laocoonte de William Blake. Esta contiene una reproducción del grabado del artista + una plaquette bilingüe inglés-español de sus anotaciones + MUSEO DE LA OBRA ETERNA, ensayo sobre la obra y la compleja simbología blakeana y su relación con la reproducción que hoy presentamos.


La relación de Blake con el mito de Laocoonte tendría su origen hacia 1815, cuando al artista le pidieron un grabado del conjunto escultórico griego que se encuentra en el Museo Vaticano, y que justamente da cuenta de la historia del sacerdote tristemente célebre en la legendaria Troya.

El encargo serviría para acompañar una entrada en una enciclopedia. Sabemos que entonces Blake entregó el trabajo tal como se lo pidieron. Pero, ya entrados los años 20´ del siglo XIX, Blake reinterpretó el mito clásico e hizo una segunda versión del grabado, añadiéndole decenas de aforismos y citas bíblicas, donde conviven máximas claras con ambiguas sentencias y extrañas comparaciones… de las cuales, a pesar de su complejidad, se pueden extraer algunas de las líneas maestras de su complejo y riquísimo pensamiento; se puede detectar su devoción por el arte, al cual da un rol central en el desarrollo del espíritu humano; su reinterpretación de la Biblia; o su desaprobación del culto a la ciencia y la razón.

Leerlo es un reto, y una invitación a pensar subidos a los hombros de un verdadero gigante como WILLIAM BLAKE.


Plaquette bilingüe inglés-español de sus anotaciones (extracto)

Spiritual War Israel deliverd from Egypt is Art deliverd from Nature & Imitation

La Guerra Espiritual: Israel liberado de Egipto es el Arte liberado de la Naturaleza y la Imitación

A Poet a Painter a Musician an Architect: the Man Or Woman who is not one of these is not a Christian

Poeta, Pintor, Músico, Arquitecto: el Hombre o la Mujer que no sea nada de esto no es Cristiano

You must leave Fathers & Mothers & Houses & Lands if they stand in the way of Art

Habrás de dejar Padres y Madres y Casas y Patrias si se interponen en el camino del Arte

The Eternal Body of Man is The IMAGINATION, that is God himself The Divine Body ישע [Yeshua] JESUS we are his Members

El Cuerpo Eterno del Hombre es la Imaginación, es decir, Dios mismo; el Cuerpo Divino: Jesús, nosotros somos sus Miembros

El Laocoonte de Blake: el museo de la obra eterna (extracto de páginas iniciales)

I

Alguien que no sea William Blake jamás podrá dar cuenta del sentido más profundo de su obra; y, si se recurre al idioma consuetudinario como en este caso, es aún más improbable, ya que traducir cualquier simbolismo es, en general, una tarea titánica que suele buscar claridad en cosas que no nacieron claras. Aunque lo simbólico fuera milenario y ya haya sido analizado centenares de veces, como pasa con cualquier religión asentada en los siglos. Pero en el caso del poeta, más allá de las infinitas influencias que puede haber recibido, él se dedica a retratar un simbolismo que al fin y al cabo depende de una forma de creencia religiosa que sólo él dominaba; y que, en vida, al parecer, sólo difundió entre pocas personas, muchas de las cuales no compartieron ni por asomo el interés esperado. Entonces, al no encontrarnos ante un místico al uso, sino ante una suerte de creador de su propia fe, las intenciones de comprender se difuminan.

Y más aún cuando, como se sugería poco más arriba, lo esencial no es explicable de manera lógica, sino que idealmente Blake nos insta a recurrir a unas categorías fundamentales como la Imaginación o la Visión; a conceptos que en su obra tienen una función especial, que difiere sutilmente del significado habitual en el lenguaje corriente.

Pero no estar en condiciones de ofrecer una conclusión sobre el Laocoonte de Blake, ni sobre las ideas centrales del poeta, no significa que la interpretación que daremos sea falsa. Ni tampoco insuficiente; dependerá del abordaje que el lector quiera hacer de ella, de lo que conozca sobre el artista; o, lo que es más importante, de poder ver unas líneas generales de pensamiento que, por ejemplo, además de los dos conceptos citados antes pueden encarnar los de Libertad, Arte o Dios.

Entonces, si a grandes rasgos se detectan las intenciones “blakeanas del ensayo”, el trabajo comenzará a tener sentido. Pero si eso no sucede, y las intenciones pasan desapercibidas, o simplemente pecan de oscuras, es esperable que lo dicho no contradiga la misión que Blake se atribuía, y que decía reflejar en su arte.

II

Goethe dijo que su Fausto estaba destinado a entretener a los críticos por al menos tres siglos; como se ha sugerido en algún otro ensayo, puede que se haya quedado corto. Aunque, claro, eso depende de la disponibilidad y del interés del azaroso gusto del público.

No se sabe qué dijo William Blake sobre la posteridad de su Laocoonte, de hecho se desconoce la fecha exacta de su creación; como en el caso anterior, bien pudo considerar que esa obra estaría destinada a dar que hablar durante siglos. No sabemos si los nuestros son días dispuestos a rever pasajes de lo que se ha considerado la historia sagrada de la humanidad, sí sabemos que eso hoy no es fomentado en absoluto. Y, por razones que van en esa senda, el interés escasea.

En fin, como es útil no seguir las modas, hablaremos de ese Laocoonte blakeano, esbozando a tientas las implicancias culturales –donde caben lo histórico y lo místico– de sus afirmaciones; e intentando -ya que publicar algo debe tener algún tipo de novedoso correlato- ofrecer dos o tres ideas sobre las convicciones de un artista singular que, al mismo tiempo, se sentía un profeta equiparable a los propios de los días en que lo sagrado regía el mundo.




82 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page